lunes, 22 de febrero de 2010

TAL VEZ



PASARÁ EL TIEMPO


Quizás un día nos diremos adiós,
mirándonos a los ojos,
o acaso,
desde la fría callada
yo, seguiré mi camino de letras,
con tu recuerdo hilvanado
al pliegue de la solapa,
soñando mundos de poeta
donde habita un amor
que no conoce murallas.
Las golondrinas, volverán
cada verano, a construir un nido
al abrigo de la solana,
caerán las hojas en octubre
sembrando el betún de nostalgias,
soportaremos crudos inviernos
desde el balcón sin persiana.
Veremos pasar las estaciones
y el tren, no detendrá su marcha.
Acaso un día, al cruzarnos en la calle
no nos reconozcamos,
y un atardecer,
sintiendo que la vida se escapa
oirás susurrar al viento

“Nunca te olvidé bien mío,
te quise,
como nadie te ha querido,
con toda el alma”

miércoles, 17 de febrero de 2010

LOS PÁJAROS



LOS PÁJAROS


Escribir es como contar secretos
a un compañero invisible,
sin esperar respuesta,
el escucha,
si, escucha siempre
alojado en el blanco,
le confío las dudas
esas que andan rondándome
sin flores ni canciones,
ya me conoces amigo
siempre buscándome entre la multitud.
Amanece otra vez
y sigo sin saber muy bien
hacia donde llevan las calles.
Hoy al levantarme
supe que se habían ido los pájaros,
sin previo aviso,
quizás sea por el invierno.
Pedro diría,
“son tus dientes de sierra cariño”
Pero, hay un trazo
que no encaja en el paisaje,
y se resiste a ultimar la predecible acuarela
mientras yo,
sigo esperando que vuelvan los pájaros.

Concepción de la horra

jueves, 11 de febrero de 2010

SONRÍA POR FAVOR


HISTORIAS COTIDIANAS

Como cada mañana, me dirigía hoy a la tienda,
caminando, con la prisa cosida a las suelas,
y miren ustedes por donde,
en la esquina de Filipinos,
veo a María apoyada en su muleta,
¿como vas de tu operación de cadera?
hay andamos, despacio, contesta,
y relata con detalle su recuperación,
demasiado lenta, según ella.
Las diez, ya voy tarde, echo a correr,
me chirrían hasta las muelas,
llevo los nervios como escarpias
y no atino a subir la verja ,
en esto pasa Luismi, el tendero de la vuelta
que amablemente se presta
a levantar la díscola reja ,
¡Santo dios! las diez y media,
entra Juanita, no me dio tiempo
ni a quitarme la trenca,
-anda Conchi, ponme unas aceitunas
y un verdel, que hoy viene a comer mi nieta,
¡ah!, y tres chocolatinas,
de esas que tienes de oferta,
con las prisas, piso el bolso, se me cae caceta,
enciendo el ordenador, saco el cambio,
¡date maña! que he terminar la labor, antes de la siesta.
pongo las aceitunas, la bolsa tiene una grieta,
por donde brota el caldo que como un surtidor
se estampa en mi camiseta;
fresquita y con aroma de anchoa en conserva
termino la operación, sacando el ticket de la venta,
¡hay señor! suspira Juanita,
se me olvidó la cartera,
anda mujer, no te preocupes
ya pagarás cuando puedas,
desde la puerta, Nieves, la vecina zapatera
pide una botella agua,
¿que te pasó? menuda mancha luces en la pechera,
se derramó el moje de las aceitunas
y mira por donde fue a parar a la espetera,
no te apures, ahora mismo te traigo una chaqueta,
suena el teléfono, como un repique de corneta,
quien será, ¡vive Dios! al borde del patatús,
dando saltos entre el vinagre, el bolso y la trenca
descuelgo el auricular ¿diga? ¿como estás hoy?

¡vaya! es mi amiga Estrella,
se interesa por mi salud por mi nieto, por la tienda,
tras diez minutos de charla, me noto tranquila, mas ligera
ya no importa que sean las once.
Cuando por fin cuelgo, haciendo balance de lo ocurrido,
tomo conciencia, que la palabra AMISTAD,
es mucho mas que siete letras

viernes, 5 de febrero de 2010

DESNUDANDO LA VIDA II


DESNUDANDO LA VIDA II

Es terca la memoria
se escurre a hurtadillas
por los pasillos del olvido
y trae aullidos del pasado
en ráfagas que azotan el lindero del alma.
Ahora que lo pienso,
nunca fui niña
al menos, no como las otras.
Yo vivía,
con la angustia pegada a los huesos
huyendo eternamente
todo era cetrino
en el laberinto sin ventanas
hasta mi tez se veía cetrina.
Solo en “nunca”
donde corría a esconderme
cuando la lobreguez arreciaba
estaba a salvo
allí, entre héroes de papel
nadie gritaba
y las cucarachas no podían subirse a la cama.
Todavía hoy visito a menudo “nunca”
Mi madre, creía que dios lo arreglaría todo
hablaba con el, como con un pariente carnal.
Siempre hice caso a mama,
pedía a ese bienhechor impalpable
pan reciente y un edredón donde dormir los sueños
él estaba muy ocupado
y en demasiadas ocasiones,
hube de comer rebojos de pan duro.